
Además, el
río Sil, afluente del Miño, atraviesa la comarca en dirección a Galicia.
Pero lo que más caracteriza a esta zona es la producción de vino que está
presente desde hace más de diez siglos.
Al principio
estuvo vinculada a los monasterios cistercienses que se levantaban a los pies
del Camino de Santiago y poco a poco fue adquiriendo mayor importancia.
En el siglo
XIX hubo una plaga de filoxera que dio al traste con el renombre que había
alcanzado el vino y provocó la migración de muchos de sus habitantes.
Con el
tiempo fue recuperando su reputación hasta que en 1989 se le concedió la Denominación
de Origen a los vinos del Bierzo.
Los suelos
en la zona del Bierzo son principalmente pizarrosos y arcillosos. Los
viñedos suelen estar situados en suelos de tierra parda húmeda y ligeramente
ácidos que no contienen carbonatos.
Los factores
que aseguran el éxito del viñedo están en las terrazas de poca inclinación
donde se sitúan las viñas muy próximas a los ríos o en las que están muy
inclinadas y en altitudes entre los 450 y los 1000 metros.
La Mencía
y la Garnacha Tinta son los tipos principales de uva tinta en El
Bierzo. La Doña Blanca y el Godello, son las blancas. Además,
la Denominación de Origen experimenta también con otras tres variedades:
Tempranillo, Merlot y Cabernet Sauvignon.
Con la uva Mencía
se obtienen vinos muy aromáticos, pero a la vez suaves y aterciopelados.
Mientras que los tintos tienen una gran capacidad de envejecimiento, los
rosados son muy aromáticos y ligeros. El racimo es de tamaño medio y el fruto,
que es de color azul violeta, tiene la piel gruesa y la pulpa blanda.
Las características
de los Tintos Jóvenes son:
Fase Visual: rojo guinda con importantes matices violáceos en capa fina que nos descubre su juventud.
Fase Olfativa: expresión aromática intensa que termina en frutos silvestres (moras, frambuesas, fresas). Francos en nariz apreciándose también matices metálicos característicos de la variedad Mencía.
Fase Gustativa: suaves en ataque en boca, paso elegante, untuoso y aterciopelado, equilibrados en taninos y acidez. Retrogusto persistente de la variedad.
Fase Visual: rojo guinda con importantes matices violáceos en capa fina que nos descubre su juventud.
Fase Olfativa: expresión aromática intensa que termina en frutos silvestres (moras, frambuesas, fresas). Francos en nariz apreciándose también matices metálicos característicos de la variedad Mencía.
Fase Gustativa: suaves en ataque en boca, paso elegante, untuoso y aterciopelado, equilibrados en taninos y acidez. Retrogusto persistente de la variedad.
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